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El judoca Nabor Castillo renunció hace cinco años a la posibilidad de ser millonario para apostar a un sueño y tal vez sea el más romántico de la delegación mexicana en los XVI Juegos Panamericanos de Guadalajara.
"No estoy arrepentido, sino emocionado porque espero un gran resultado en Guadalajara", dijo a Efe Castillo, quien tuvo la posibilidad de fichar para el Pachuca del fútbol mexicano, con un salario muy alto a corto plazo, pero dijo no para dedicarse al judo.
Era un buen carrilero en las divisiones inferiores del Pachuca y algunos le pronosticaban un futuro luminoso como profesional, por su velocidad, y buena exactitud para poner servicios, sin embargo en el judo no le ha ido mal.
A poco más de una semana de comenzar los juegos continentales, aparece como uno de los favoritos en la división de los 60 kilogramos, en la que tratará de aprovechar la condición de local para vencer a los rivales más duros, el brasileño Felipe Kitadai y el venezolano Javier Guedez.
"Todos son fuertes, pero ellos dos son los más duros, competiré muy contento en Guadalajara porque allí estará mi familia que por primera vez me verá pelear en una competencia internacional", apunta.
Castillo ha llegado ya a Guadalajara para iniciar la parte final de su preparación, en la cual buscará afinar su técnica y trabajará para hacer mella en el lado incómodo de sus oponentes, además de continuar con trabajo físico para estabilizarse en los 60.
México espera protagonizar en Guadalajara su mejor actuación en Juegos Panamericanos, con más de 23 medallas de oro y más de 80 total y el equipo de judo, encabezado por la monarca panamericana Vanessa Zambotti, debe aportar algunas medallas.
El año pasado, el mexicano cumplió su mejor temporada al ganar la medalla de oro en la Copa Mundial de San Salvador y conquistar el título panamericano, al vencer Kitadai, un judoca muy técnico con el que tiene una rivalidad en el tatami que continuará este mes.
Castillo lo venció bien el año pasado, pero en el presente triunfó el brasileño por técnica de estrangulación, al sacar provecho de sus habilidades en el combate en el suelo, donde supera al mexicano, un peleador explosivo, veloz y con una gran preparación física que lo hace muy temible en el último minuto de combate.
"Tengo muchas razones para ser optimista, hace cinco años aposté por el judo y ha sido la mejor decisión de mi vida. Ahora voy a hacer hasta lo imposible por estar entre los medallistas y sé que tengo con qué", concluyó.
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