DEBACLE DE LOS ESPAÑOLES EN TOKIO
El Mundial de Tokio de judo se cerró con la participación del judoka de Aranjuez, Ángel Parra, derrotado en segunda ronda a manos del lituano Marius Paskevicius.
Los españoles se vuelven de vacío de un Mundial que ha sacado los colores al judo español. Once judokas y un escaso botín de dos quintos puestos para el cuarto deporte en número licencias, y de nuevo con sus penurias al descubierto, con el trabajo de planificación y la labor de cantera haciendo aguas. Algunas categorías quedaron desiertas como -60 Kg. y -81 Kg. pese a que los veinteañeros Raúl Clemente, Daniel Pions y Adrián Nacimiento brillaron en el pasado nacional y en la World Cup de Madrid. Incluso USA, sin ser potencia, llegaba con un trabajo de cantera para tomar nota, representado por una delegación de 32 judokas y copando la sexta posición en el medallero gracias al oro en – 78 Kg. de Kayla Harrison, de 20 años.
La media de edad del combinado español ha sido de 29 años, y han tenido frente a ellos a rivales de 22 e incluso 19 años que los han dejado fuera del torneo. El judo español sigue un modelo resultadista. Si llegan los éxitos hay circuito internacional para el deportista y si no a esperar que surja un talento por generación espontánea. Y cuando los hay es por el trabajo del club con su deportista.
Así es casi imposible para la cantera conseguir experiencia internacional y que los propios deportistas, clubs o federaciones autonómicas puedan sufragarse los gastos. La participación en europeos o mundiales está condicionada a la normativa impuesta que evalúa resultados de torneos como Coímbra y Lyon también por cuenta del deportista. Hoteles, inscripciones, indumentaria y dorsal oficial impuestos por la organización también se han de pagar.
Se especula con la vuelta de Isabel Fernández a la competición. La alicantina se rodeó de polémica al participar en una competición cuando en realidad iba en calidad de de delgada del equipo español y sus funciones eran las de estar al tanto de las necesidades de los jóvenes deportistas. Para el judo español, apostar por alguien como Isabel que con 38 años busca tan sólo optar a su quinta olimpiada sin objetivo claro de medalla, y si es que logra clasificarse, significa dejar de destinar recursos a un relevo y cantera que le son más que necesarios.
Muy difícil papeleta de resolver para el judo nacional y para el presidente de la española, Juan Carlos Barcos, con una agenda apretadísima de compromisos internacionales en su también cargo de director de arbitraje de la internacional.
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